La erupción de los dientes es parte del proceso del crecimiento y desarrollo de la cara cuando empiezan a salir sus primeros dientecitos. El niño pasa por diversos cambios desde bebé, sin dientes y apenas con los rodetes gingivales, hasta la erupción de los dientes deciduos.
La dentición comienza su desarrollo ya en la vida intrauterina (séptima semana de gestación). Es un proceso lento y rítmico. Alrededor del sexto mes de vida fetal todos los dientes de leche han iniciado su calcificación, terminándose el proceso cuando el niño tiene un año de edad.
Cronología de la dentición primaria
La edad de erupción dental es muy variable: desde el nacimiento, hasta más allá de los 12 meses (máximo admitido dentro de la normalidad son los 3 años); aunque por lo general suele ser a partir de los 4-6 meses, por eso se hace coincidir con la introducción de la fruta (4 meses) y de la papilla salada (6 meses).
Los primeros dientes en aparecer son los incisivos (cortan los alimentos) posteriormente los hacen los primeros molares (moler y triturar los alimentos), seguidos de los caninos (desgarrar los alimentos) y finalmente de los segundos molares. Todo ello, siguiendo una cronología adaptativa para masticar cada vez con mayor facilidad y variable, como siempre, según cada niño. La dentición definitiva aparecerá a partir de los 6-7 años.
El bebe que hasta ahora solo podía comer cosas en pequeños trozos o trituradas, empieza a tener el instinto de masticar y de “romper” los alimentos. Te observa comer, y te pide lo que comes por curiosidad.
Síntomas asociados a la dentición
Suele ser variables: desde estar asintomáticos hasta fiebre (a veces hasta 38ºC), irritabilidad, insomnio, aumento del babeo, inflamación de las encías, mordisqueo (si se le alimenta con lactancia materna las tomas son más frecuentes de lo normal, sobre todo por las noches) y diarrea. También puede asociarse a cuadros virales tras los cuales aparece erupción dental.
Estos síntomas podrán ser aliviados, dando al bebé un mordedor de goma o un masajeador de encía.
En el tema de sus primeros dientecitos, los mordedores deben de ser de un material no toxico, de diferentes tipos y formas y, de ser posible, colocados en la nevera antes de ser usados por el bebé. De esta forma, los mordedores proporcionarán una isquemia gingival, que es la disminución de la circulación sanguínea local aliviando el malestar.